He tomado mil licores en busca de olvido, y solo encontré
olvido momentáneo, insensato, perjudicial, que solo oculta la verdad en un
lapso de mareo e inconciencia.
La impaciencia de la espera regurgita aquellos
bellos recuerdos que alguna vez he vivido, retratando con colores monocromáticos
lo lejos que se hace poder revivir esos momentos.
Vivir, si, cada segundo, cada minuto, cada hora,
cada día, cada mes, cada año, nos perfila a ser capaces de soportar tristezas, decepciones,
alegrías, sorpresas y miles de tipos de sensaciones, emociones y sentimientos. Astutos
nos creemos al ignorar esto, pero en realidad ignoramos lo más importante, uno
mismo.
Seremos seres inteligentes, pero la elocuencia de
un engaño, una mentira, todavía se nos hace interpretable.
Quién no se ha visto en el abismo, por cierto, no
hay abismo sin la autocrítica. Solos caemos en eso, nadie nos incentiva o empuja.
Ahora, qué se puede hacer para no caer… un “omm” no seria suficiente, es aquí donde
somos nuestra propia salvación, somos capaces. ¡Oh si!
Siempre murmuro mi deseo de refugiarme en lo que
mas quiero (hoy), será un intento o la esperanza de que se cumpla, en fin,
murmuro, ¡Mal! Saque eso de adentro, en voz alta dígalo.
La medicina que alivia es la menos imaginada, cada
uno debe saber cual es.
Tanto que decir… ¿Qué nos depara el día de mañana?
Cristian Santin